miércoles, 9 de abril de 2014

Sin intolerancia ni violencia... es tiempo de orar

Fue Filadelfia la película que nos hizo cambiar nuestra visión sobre lo homosexual. Ver a un respetado profesional aguantar callado los prejuicios de la sociedad, muestra la fortaleza y entereza de vivir el día a día en un entorno que no te acepta por lo que eres o lo que sientes. Vimos en la actuación de Tom Hanks a la persona que ama a su pareja, comparte con familia y amigos, vive y trata de realizarse profesionalmente, que es feliz; y, que a la vez sufre la discriminación no sólo por ser gay sino por ser portador del VIH Sida. Descubrimos que aquella comunidad homosexual se unía por una causa justa en medio de respeto y tolerancia. Fue una escena la que nos mostró también ese lado desordenado y libertino cuando un joven quiso propasarse con el abogado encarnado por Denzel Washington.


Cambió de cierta manera nuestra manera de ver al gay, la lesbiana, al trans y al bi. Empezamos a verlos como seres humanos y no como seres a quien molestar, de quien hablar o a quién excluir. La sociedad cambió y empezó a aceptar poco a poco a este colectivo a pesar de costumbres machistas o intolerantes de ciertos grupos sociales cada vez más exiguos.


Recuerdo los famosos cuchicheos en las reuniones al expresarse del mariquita, la loca o la machorra para definir al homosexual en general. Pero más allá de eso, en el entorno cercano, se aceptaba su conducta con el compromiso que no se genere el escándalo social. De vez en cuando se conocía de familias que echaban a un miembro por su abierta opción sexual o que alguna “chica” hubiera sido atacada casi siempre por su pareja homosexual. Siempre se trató este tema con sigilo y respeto.

Los últimos años en Arequipa se ha venido aceptando la presencia de homosexuales. En las calles vemos más que todo a damas jóvenes tomadas de la mano. Ya la sorpresa o la exclamación fueron bajando de intensidad. Vemos a un número cada vez mayor de jóvenes varones vestidos de mujer tomando las calles para prostituirse. Las leyes penales que ven este problema social de la prostitución por ser un delito los persigue, no porque sean homosexuales. Es ahora habitual encontrarnos con algún funcionario o vendedor varón que por sus maneras delicadas al hablar o gesticular muestre su homosexualidad sin escándalo para su interlocutor. En ese sentido, como sociedad hemos venido progresando y madurando en aceptación de las personas por su opción sexual.

Pero como en toda sociedad hay personas retrógradas, intolerantes, enfermas, que se escudan en supuestos valores para atacar, denigrar, insultar al homosexual, olvidando que es un ser humano que siente, piensa, vive, ama.

Hoy se propone a la sociedad adecuar las leyes con el objetivo de brindar ciertos derechos a aquellas personas que conviven en pareja homosexual. Argumentan que por muchos tiempo se les ha marginado – no entiendo cómo porque cuentan con todos los derechos que contamos los peruanos sin distinción -, que insultan y presionan para que aquellos que los fuimos aceptando poco a poco y sin discriminación dejemos nuestros valores básicos de convivencia y que cambiemos la imagen de familia. Vienen objetando todo aquello que les resulta un obstáculo para su objetivo como la doctrina de la Iglesia cristiana, la Biblia o el derecho natural. Utilizan las redes sociales para reivindicar su movimiento y atacar a todo aquel que osa decir lo contrario en base a lo que siente y cree. Hemos llegado a un punto en tan pocos días de intolerancia y violencia que da temor saber qué pasará mañana.

Es necesario un tiempo de reflexión entre todos para valorar lo que hoy vivimos y lo que se pretende adecuar en el ámbito legal respecto a la convivencia homosexual. Ver más allá del momento y analizar lo que vendrá con estos cambios sociales de unión civil no matrimonial. Es tiempo además de celebrar por la paz y la unión de todos los peruanos y no motivar la intolerancia y la violencia de cualquiera de las partes. Es tiempo de orar…

Luis Antonio Suclla Lazo
Catequista

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