Vivimos una época en la que ser cristiano católico es signo otra vez de persecución. Martirios alrededor del mundo tocándonos ser a veces mudos testigos de cómo aquellos testigos de nuestro tiempo mueren por llevar un crucifijo en el pecho. Esto nos lleva a reflexionar nuestra opción de vida como cristianos católicos en un mundo cada vez más convencido que Dios y su Amor no sirven para lograr la "felicidad plena", entendida muchas veces con esos "valores" del hombre basados en el tener, el poder, el placer.
Hemos sido testigos los últimos años de cómo cristianos con el poder del servicio sobre sus manos fueron los primeros en voltear la mirada alejándose de Dios y obrar en base a sus necesidades humanas, dejando de lado su compromiso con Dios y con la Iglesia, generando mucho dolor entre las víctimas y escándalo entre los creyentes.
Muerte y dolor por los mártires de nuestro tiempo. Dolor por el mal procedimiento hacia el prójimo y el escándalo por todos aquellos inocentes que fueron usados para satisfacer sus perversiones dejando de lado todo por lo que creyó y se hizo siervo de Cristo. Estos son iconos de la paradoja que nos toca vivir como cristianos católicos.
La esperanza nos muestra un camino de vida para el peregrino. A pesar de todo esto, somos más cristianos, los que vemos en el Amor de Dios el medio para llegar a la plenitud en Cristo, de lograr la santidad, de alcanzar el cielo.
Y nuestra labor será como cristianos el deber resaltar lo que se está haciendo, ya no juzgar más y orar más por las víctimas de esta espiral del mal que ataca el seno de la Iglesia. Esta debe ser y será nuestra misión desde hoy. Preparar el camino angosto para todos nosotros, nuestra comunidad, nuestra Iglesia Particular, la Iglesia Universal de Cristo, basados en el amor, el perdón, el arrepentimiento, el servicio.
Vemos y sentimos que se está logrando un cambio respecto a las formas de evangelizar, buscando nuevamente a través de pastorales específicas el rostro de Jesús en el próximo, en el otro, en el prójimo. Somos testigos de los cambios que se dan en este cuerpo místico de Cristo del cual somos parte, empezando por los principales estamentos del gobierno a cargo del Vicario de Cristo, Papa Francisco.
 |
| Papa Francisco y un nuevo rumbo de la Iglesia de Cristo |
Somos más cristianos hoy que deseamos vivir nuestra opción de vida en Cristo de manera plena. Somos más, niños, jóvenes y adultos. Son más ministerios y comunidades que viven su carisma en unión a la Iglesia y por la Iglesia de Cristo. Somos más los que decimos sin vergüenza que somos católicos cristianos y que venimos peregrinando en medio de un mundo que se dice alejado de Dios, un mundo que abre sus puertas al demonio, señor del mal; pero, un mundo que también vive la esperanza de la salvación a pesar de los signos de contradicción que se nos presentan a diario.
Son tiempos de duda e incertidumbre, pero a la vez un tiempo de esperanza y de nuevos impulsos del Espíritu Santo entre nosotros. Es tiempo de animarnos a ser verdaderos discípulos de Jesús, administrando adecuadamente nuestros talentos - regalo de Dios - y compartirlos con los demás. Son tiempos en que los nuevos medios de comunicación y relación humana son base para esta nueva evangelización universal en la que todos debemos estar comprometidos. Son tiempos en que el Señor nos pide hasta el sacrificio y el martirio por su nombre. Peregrinos en la tierra, Iglesia militante, seamos más y mejores cristianos para gloria de Dios.
Luis Antonio Suclla Lazo
Catequista
